Cada día al vernos, nos saludábamos: un beso en la mejilla y un abrazo, no importa qué hiciéramos; puede ser trabajo, juegos, fiestas o ver películas, compartiendo con amigos o discutiendo con ellos nunca solos (aún); pero no importa; nuestros cuerpos siempre buscaban el modo de rozarse, a veces en secreto otras no tanto; las miradas conseguían la manera de compartirse el camino, de la misma forma
pícara y tierna característica de ambos.
De ser conocidos por un evento desafortunado, jugábamos a ser amigos, ahora a ser amantes...
Cualquiera sabía lo que pasaba, incluso tú; pero yo ignoraba la situación, era
evidente, divertida y espontánea.
Sin pensarlo, ni planearlo... Ahí estábamos, en los asientos del carro como de costumbre, pero esta vez algo cambió al despedirnos, nuestros labios no estuvieron de acuerdo y se juntaron para protestar, sin darnos cuenta la protesta cambió de lugar; ahora acostados en una cama... Sólo hablan nuestros besos y las caricias en la espalda, presionando los cuerpos como sí tuviesen ganas de ser uno nada más, la hora se acercaba, el viaje llegaba y la ropa estuvo presente...
¡Feliz viaje!
Luego de esos días tentamos la indiferencia, era un secreto:
NUESTRO SECRETO, sabido por todos e ignorado por nosotros su conocimiento... Fingimos demencia, luego de dos semanas jugando de nuevo frente al televisor, como sí nada pasó. No duró demasiado, pero tampoco poco tiempo de pretender la ausencia de los actos pasados, esa misma semana; después de reclamos de nuestras miradas, labios y cuerpos nos encontramos de nuevo en la misma cama.. Esta vez, recorriendo tu piel con mi aliento, desbordaba el placer y la pasión y aún no mutábamos en una persona..
No era el momento, llegaba el viaje para mí, más breve pero llegó el momento de separarnos otra vez.
De nuevo de frente, después de un fin de semana separados; parecido a una eternidad, nos contuvimos ante el público, creyendo un falso desconocimiento alrededor y luego de trabajar, nos despedimos para al día siguiente; entre risas, amigos y nuestros divertidos encuentros frente al televisor; sin tener idea cómo, ya estábamos en
la misma cama de siempre; esta oportunidad, en la soledad propiciada, las ganas volvieron a desbordase de nuestros entes... No pudimos apresarlas más, nos volvimos uno por primera vez.
Seguíamos jugando en secreto con mensajes de texto, entre tantas cosas hasta nuestro próximo encuentro apasionado que a pesar de no llegar al mismo acto; aún sin hablar de nosotros, decidimos dejar el escondite sólo para diversión infantil. Reconociendo la situación ante todos, esta vez nuestros labios se unieron gritando libertad, expresamos libres nuestro lenguaje corporal sediento de la tez del otro.
Otra semana sin vacilar en vernos, cualquier excusa funciona: trabajo, películas, reuniones sociales, tránsito fuerte, el juego de siempre... Sin compromisos este fin de semana; era feriado y estrenamos nuevas actividades, conversamos de nosotros: sin prisa y con calma...
Unas veces más nos hemos unido para formarnos en uno, muchas otras compartiendo frente al televisor, abrazados sin dejar lugar para nadie más; reuniones de proyectos sin evidenciarnos ni ocultarlo. Miradas, risas, cariños y juegos a solas; conocimos amistades mutuas, revivimos los besos, recordamos conversaciones... Aquí estamos, siendo fuertes ante lo obvio, frenando al tiempo para apreciarlo mejor.
Aquí estamos, nuestros cuerpos rozandose de nuevo.